miércoles, 4 de junio de 2014

Comentario sobre Bolivia a toda costa

Mi paseo por la última feria del libro fue distinta a las anteriores. Me propuse dejar de comprar novelas, que a veces no llegaba a leer, para experimentar con libros de proyectos editoriales, educativos y de compilaciones.

Uno de mis elegidos fue Bolivia a toda costa. Crónicas de un país de ficción, de Editorial El cuervo, que encontré en el stand de nuestro país hermano. Esta elección no es caprichosa y tiene una explicación: excepto mi hermana y yo, toda mi familia es de Bolivia y a pesar de eso sé muy poco de lo que sería mi país de sangre. Esto, sumado a que, justamente para conocer más sobre la tierra de mis raíces, mis próximas vacaciones las pasaré allá fueron la excusa perfecta para comprar este libro.

El compilador Fernando Barrientos nos deleita con una selección de 14 autores que detallan, desde distintos puntos de vista, situaciones que acompañan al ser boliviano y que lo caracterizan tanto en su tierra como en el resto del mundo.

No voy a entrar en detalles sobre los temas que cada autor trata, mi sugerencia es que lean el libro, ya que es una gran inversión para los que nos gusta conocer sobre otras culturas. Lo que sí quería mencionar es que leer un libro basado en compilaciones me generó algunas dudas, o por lo menos despertó mi curiosidad en algunos aspectos.

La primera se relaciona con la extensión promedio de los textos. Entiendo que es casi imposible encontrar crónicas de distintos autores escritas en distintos momentos con la misma cantidad de caracteres, pero, tratándose de una recopilación de textos, me esperaba que, más o menos, todos tuvieran una extensión equivalente. No es que me llame la atención que haya algunos textos de 10 páginas y otros de 20, no me parece tanta diferencia; pero sí creo que una crónica de 40 páginas genera una pequeña sorpresa para un lector que viene a un determinado ritmo de lecturas más breves. Básicamente esta variación me deja la duda de si fue una decisión editorial en la que solamente se priorizaría la publicación de estas selecciones tal y como estaban escritas, o si no se realizó la revisión por parte del editor a cargo de esta obra. Tiendo a pensar que sería la primera situación ya que pude detectar que la cantidad de páginas de la obra no se basa en el clásico cálculo de papel que se realiza en proyectos editoriales.

La segunda cuestión es la corrección de estilo. Afortunadamente (y también desafortunadamente) tengo ojo de correctora y, como todos los que no odiamos la gramática, las normas de puntuación, etc., cualquier error que detecto frena mi lectura cual colectivo de la línea 60. Es así como encontré algunos errores de tipeo, de acentuación y de puntuación distribuidos casi imperceptiblemente a lo largo de las crónicas y también de las breves biografías finales. Esto me hizo pensar que probablemente se creía que, como muchos textos ya habían sido publicados anteriormente, habían tenido la corrección correspondiente. Sin embargo, con una única lectura cualquier corrector/a de estilo hubiera detectado lo mismo que yo y la obra podría leerse sin bruscas interrupciones.

Otro punto que despierta mi curiosidad es el de los paratextos de las selecciones. Resulta que solamente una de las crónicas tiene muchas notas al pie y es justamente la que más extensa es. Desde mi punto de vista de lectora, visualmente este texto parecía no encajar con los otros. Y en el tema tampoco, porque era bastante específico (casi para melómanos). Es como si hubiera empezado a leer otro libro. Esto también lo sentí como un freno en mi lectura. Y como casi editora me pregunto si, incluso después de haber seleccionado este texto, es posible editarlo (previo acuerdo con el autor) para lograr un equilibrio entre todos los textos, tanto en lo referente a paratextos como en extensión. Y me respondo que sí, debe ser posible.

También pensaba que un libro así podría tener una edición con imágenes. Los textos son muy descriptivos y hacen volar nuestra imaginación, pero teniendo en cuenta que de la mayoría de los temas (por no decir todos) seguramente hay fotografías impactantes y/o que refuercen la narración, las historias, la experiencia de los lectores sería mucho mejor con este agregado.

Y, por último, también basándome en la relación con lectores y viendo que se trata de una editorial independiente, que incluye su blog en la contraportada, sería interesante aportar páginas o cuentas de Twitter del compilador, los autores y la editorial. Hoy en día el marketing editorial pasa mucho por las redes sociales y hay que empezar a insertarse en ese ámbito para verificar los beneficios que puede dar a nuestro proyecto.

Como se ve, no es una crítica sino un punteo de cuestiones que mi falta de experiencia en el ámbito editorial (y mis ganas de tenerla) hacen que surja después de leer algo nuevo.

De todos modos, e independientemente de esos comentarios, me alegra terminar el libro y pensar: "¡Qué bueno que lo compré!".

1 comentario:

  1. ¡Muy buenos comentarios, Sara! ¡Espero ansiosa tus entradas sobre Bolivia!

    ResponderEliminar