jueves, 14 de noviembre de 2013

La edición literaria por una editora literaria

De Moura indica que existe una lucha constante entre la faceta artística y la empresarial de un editor literario pero que este debate interno siempre se inclina hacia el lado artístico.

Es interesante leer algunos comentarios del discurso de Beatriz de Moura de 1987, como parte de Memoria de quince encuentros sobre edición en la UIMP 1984-1999.

De Moura especifica que un editor literario es un intelectual comprometido en el quehacer cultural de la sociedad, que mediante su elección de obras y autores expresa su pensamiento, haciendo referencia a lo artístico y literario, y resalta la importancia de una total independencia de imposiciones o exigencias de rendimiento comercial a corto plazo, a limitaciones ideológicas o a cualquier tipo de censura.

En mi opinión, estos puntos también abarcan a otros editores; si bien no lo hacen en lo artístico y literario, sí expresan su propio pensamiento en obras sobre política, religión, aficiones, etc. En las grandes editoriales puede complicarse la identificación de un pensamiento al tener distintas líneas editoriales, sellos y colecciones pero en las pequeñas es más fácil identificarlo prestando atención al catálogo construido. En cuanto a la necesidad de independencia, es entendible esta necesidad en editoriales literarias ya que se trata de obras de autor que necesitan otro tratamiento y cuidado profesional, sin el cual se podría "condenar" al autor y/o la obra.

Y como otra característica indica la constante lucha entre las dos facetas que tiene un editor literario (o cualquier tipo de editor en editoriales pequeñas): la artística y la empresarial. De Moura indica que este debate interno siempre se inclina hacia el lado artístico. Las grandes editoriales pueden tener a una persona para cada faceta y que entre ambos lleguen a un acuerdo pero es en las editoriales chicas o medianas en las que se da esta interesante situación: una misma persona luchando contra sí misma para decidir qué es lo que quiere que predomine en la obra o proyecto editorial.

En una segunda parte del discurso, para responder en qué consiste la actividad literaria, De Moura hace un punteo de acciones que un editor literario nunca debería hacer. No haré referencia a esos puntos pero considero importante detallar las acciones que De Moura sugiere que las editoriales literarias deberían llevar a cabo: publicar, dar seguimiento, promocionar y seguir publicando a autores inéditos hasta su consagración; rescatar a autores conocidos cuyas obras ya no circulen y consideremos que deben volver a participar en el escenario cultural.

En líneas generales, indica que un editor literario se diferencia por su actitud de desafío y de riesgo pero en mi opinión es la misma que otros editores pueden tener ya que, de por sí, la profesión misma es desafiante y riesgosa: un editor apuesta por un proyecto editorial sin estar completamente seguro de que será bien recibido, aceptado y comprador por los lectores destinatarios, aunque se hayan tomado todos los recaudados y se hayan realizado todos los estudios/investigaciones necesarios. Es decir, un editor independiente de presiones de cualquier índole apostará por la edición de aquellos libros que considere fundamentales para su catálogo, su línea de pensamiento, su adn.

Para finalizar, considero importante reiterar los consejos que brinda para editores literarios:

(...) inventar (…) la manera de permanecer independientes; no perder (…) el control sobre la elección y la calidad de los libros (…); poner (…) en el mercado a autores extranjeros de calidad aún desconocidos de nuestro público; descubrir a otros que escriban en la propia lengua y procurar que un día sean célebres y así vendan bien; rescatar del pasado a autores cuya obra siga vigente hoy; poner en circulación, en su debida órbita, a autores que, (…), han pasado (…) de autores minoritarios a la de best-sellers; editar siempre con mayor cuidado los textos y siempre con mejor papel, tipografía y presentación; no perder un ápice de la propia imagen difícilmente creada y transmitida; concebir incentivos nuevos (…); provocar (…) el interés de la prensa y, (…), nunca pasar desapercibidos. (...).

Noticia biográfica

























Para De Moura “(...) un editor literario es un intelectual comprometido en el quehacer cultural de la sociedad (...)”

Si bien nació en 1939 en Río de Janeiro, Brasil, De Moura es una editora española que participó de la fundación y dirección literaria de Tusquets Editores. El hecho de que su padre fuera un diplomático, le brindó la posibilidad de vivir en distintos lugares del mundo durante su niñez y su juventud.

Su instrucción fue variada: en 1958 obtuvo su licenciatura en Traducción Literaria y en Historia en la Escuela de Intérpretes de Ginebra; en la misma ciudad también estudió Ciencias Políticas y Sociales.

En lo que respecta a lo laboral, trabajó en la editorial Salvat y en la editorial Gustavo Gili entre 1961 y 1964 en Barcelona. Entre los años 1965 y 1968 trabajó en la editorial Lumen, con Esther Tusquets, quien en el futuro se convertiría en su cuñada.

En ese mismo año, 1968, De Moura y su marido, el arquitecto Oscar Tusquets, deciden organizar una nueva editorial: Tusquets Editores.

El catálogo inicial de esta nueva editorial se lanzaría en el año 1969 con dos colecciones: Cuadernos ínfimos y Cuadernos Marginales, formadas por breves obras, que alcanzaron no solo protagonismo sino también difusión durante el fin del franquismo.

Varias son las obras publicadas por su editorial: obras de Ernst Jünger, de Milan Kundera o de E.M. Cioran.

De Moura también ha realizado las traducciones del francés al español de Los testamentos traicionados, La lentitud, La identidad y La ignorancia de Milan Kundera.

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