De Moura indica que existe una lucha constante entre la faceta artística y la empresarial de un editor literario pero que este
debate interno siempre se inclina hacia el lado artístico.
Es interesante leer algunos comentarios del discurso de
Beatriz de Moura de 1987, como parte de Memoria
de quince encuentros sobre edición en la UIMP 1984-1999.
De Moura especifica que un editor literario es un
intelectual comprometido en el quehacer cultural de la sociedad, que mediante
su elección de obras y autores expresa su pensamiento, haciendo referencia a lo
artístico y literario, y resalta la importancia de una total independencia de
imposiciones o exigencias de rendimiento comercial a corto plazo, a
limitaciones ideológicas o a cualquier tipo de censura.
En mi opinión, estos puntos también abarcan a otros editores;
si bien no lo hacen en lo artístico y literario, sí expresan su propio
pensamiento en obras sobre política, religión, aficiones, etc. En las grandes
editoriales puede complicarse la identificación de un pensamiento al tener
distintas líneas editoriales, sellos y colecciones pero en las pequeñas es más
fácil identificarlo prestando atención al catálogo construido. En cuanto a la
necesidad de independencia, es entendible esta necesidad en editoriales
literarias ya que se trata de obras de autor que necesitan otro tratamiento y
cuidado profesional, sin el cual se podría "condenar" al autor y/o la
obra.
Y como otra característica indica la constante lucha
entre las dos facetas que tiene un editor literario (o cualquier tipo de editor
en editoriales pequeñas): la artística y la empresarial. De Moura indica que
este debate interno siempre se inclina hacia el lado artístico. Las grandes
editoriales pueden tener a una persona para cada faceta y que entre ambos
lleguen a un acuerdo pero es en las editoriales chicas o medianas en las que se
da esta interesante situación: una misma persona luchando contra sí misma para
decidir qué es lo que quiere que predomine en la obra o proyecto editorial.
En una segunda parte del discurso, para responder en qué
consiste la actividad literaria, De Moura hace un punteo de acciones que un
editor literario nunca debería hacer. No haré referencia a esos puntos pero considero
importante detallar las acciones que De Moura sugiere que las editoriales literarias
deberían llevar a cabo: publicar, dar seguimiento, promocionar y seguir publicando
a autores inéditos hasta su consagración; rescatar a autores conocidos cuyas
obras ya no circulen y consideremos que deben volver a participar en el
escenario cultural.
En líneas generales, indica que un editor literario se
diferencia por su actitud de desafío y de riesgo pero en mi opinión es la misma
que otros editores pueden tener ya que, de por sí, la profesión misma es
desafiante y riesgosa: un editor apuesta por un proyecto editorial sin estar
completamente seguro de que será bien recibido, aceptado y comprador por los
lectores destinatarios, aunque se hayan tomado todos los recaudados y se hayan
realizado todos los estudios/investigaciones necesarios. Es decir, un editor
independiente de presiones de cualquier índole apostará por la edición de
aquellos libros que considere fundamentales para su catálogo, su línea de
pensamiento, su adn.
Para finalizar, considero importante reiterar los
consejos que brinda para editores literarios:
(...) inventar (…) la manera de permanecer independientes; no
perder (…) el control sobre la elección y la calidad de los libros (…); poner
(…) en el mercado a autores extranjeros de calidad aún desconocidos de nuestro
público; descubrir a otros que escriban en la propia lengua y procurar que un
día sean célebres y así vendan bien; rescatar del pasado a autores cuya obra
siga vigente hoy; poner en circulación, en
su debida órbita, a autores que, (…), han pasado (…) de autores
minoritarios a la de best-sellers;
editar siempre con mayor cuidado los textos y siempre con mejor papel,
tipografía y presentación; no perder un ápice de la propia imagen difícilmente
creada y transmitida; concebir incentivos nuevos (…); provocar (…) el interés
de la prensa y, (…), nunca pasar desapercibidos. (...).
Noticia biográfica
Para De Moura “(...) un editor literario es un intelectual comprometido en el quehacer
cultural de la sociedad (...)”
Si bien nació en 1939 en Río de Janeiro, Brasil, De Moura es una editora española que participó de la fundación y dirección literaria de
Tusquets Editores. El hecho de que su padre fuera un diplomático, le brindó la posibilidad de vivir en distintos lugares del mundo durante su niñez y su juventud.
Su instrucción fue variada: en 1958 obtuvo su licenciatura en Traducción Literaria y en Historia en la Escuela de Intérpretes de Ginebra; en la misma ciudad también estudió Ciencias Políticas y Sociales.
En lo que respecta a lo laboral, trabajó en la editorial Salvat y en la editorial Gustavo Gili entre 1961 y 1964 en Barcelona. Entre los años 1965 y 1968 trabajó en la editorial Lumen, con Esther Tusquets, quien en el futuro se convertiría en su cuñada.
En ese mismo año, 1968, De Moura y su marido, el arquitecto Oscar Tusquets, deciden organizar una nueva editorial:
Tusquets Editores.
El catálogo inicial de esta nueva editorial se lanzaría en el año 1969 con dos colecciones: Cuadernos ínfimos y Cuadernos Marginales, formadas por breves obras, que alcanzaron no solo protagonismo sino también difusión durante el fin del franquismo.
Varias son las obras publicadas por su editorial: obras de Ernst Jünger, de Milan Kundera o de E.M. Cioran.
De Moura también ha realizado las traducciones del francés al español de
Los testamentos traicionados,
La lentitud,
La identidad y
La ignorancia de Milan Kundera.