sábado, 16 de noviembre de 2013

Proyecto editorial personal: Marketing



Previamente al lanzamiento de la colección, se debería contar con, por lo menos, una fanpage en Facebook desde la cual podamos establecer contacto con el público objetivo de este proyecto, para que estén enterados de la colección y así poder utilizar las herramientas administrativas que esta red social da, a modo de investigación de mercado.

Lo interesante y beneficioso de trabajar con editoriales y/o empresas con cierto reconocimiento en el mercado, es que, dado que se los estará promocionando, se puede acordar para que ellos por su parte promocionen nuestra colección desde sus canales de comunicación con usuarios, como ser Facebook, Twitter, Google+, blogs, etc.

Entonces es posible llegar a personas ajenas a la carrera (por ejemplo, jóvenes estudiantes de otras carreras pero con interés sobre lo relacionado a la Edición) que también se encuentren interesadas en nuestra colección.

Por otra parte, podemos solicitar al departamento de la carrera espacio para realizar la presentación de los 2 primeros libros de la colección dentro de la Facultad de Filosofía y Letras. De permitirse esto, podríamos solicitar al departamento que comunique de esta presentación a todos los alumnos registrados en la lista de correo edicion@filo.uba.ar y así alcanzar a aquellos alumnos sin redes sociales o, simplemente, a aquellos que no estaban enterados de nuestro lanzamiento.

Proyecto editorial personal: Objeto físico



Mi idea es que sea una colección de libros cortos, cada uno dedicado a un emprendimiento. El formato sería de 10 x 16 y de 64 páginas cada libro.

En cuanto al papel para los cuadernillos internos, si bien no puedo definir el tipo de papel que utilizaría, el mismo tendría que ser de un gramaje que permita una impresión correcta de fotografías a color. Sin embargo, no puede ser satinado o papel ilustración ya que aumentaría los costos, lo que haría perder el público al que apuntamos.

Dado que el producto de algunos emprendimientos podría ser intangible, deberemos analizar si se incluirán fotografías en esos libros.

Para la cubierta se deberá usar una cartulina no tan gruesa, ya que sería costoso; sin embargo, se pueden establecer solapas más anchas para hacer más resistente la cubierta.

En cuanto al diseño de la portada, debería ser algo sencillo siguiendo el concepto básico de diseño de priorizar la simplicidad. Solamente se utilizaría variantes de un único color para las portadas; de este modo, si fuera rentable continuar la colección, se podría ir variando gradualmente la gama de colores sin que la producción inesperada desentone con los libros ya lanzados de la colección.

Me imagino que cada libro tendrá un índice parecido al siguiente:
  • Contexto
  • Inicio
  • Inconvenientes
  • Resolución de ese proyecto
  • Actualidad
Las fotografías serán a 4 colores, no serán a página completa ni al corte, pero estarán un poco corridas de la caja de texto. Se usarán pocos tipos de fuentes para el texto de toda la publicación.

Se deberá recordar siempre al público al que apuntamos para mantener los costos en el nivel correspondiente.

Proyecto editorial personal: lectores



Se trata de una publicación dirigida al ámbito universitario, más precisamente a la carrera de Edición, y mucho más precisamente a sus alumnos.

El público objetivo serían jóvenes que comienzan o promedian la carrera, pero entiendo que también sería atractivo para aquellos que estén finalizando la carrera y quisieran conocer todas las posibilidades que les brinda la carrera para trabajar profesionalmente.

Asimismo, la colección apuntaría a jóvenes de clase media ya que al ser una colección de libros cortos y en formato de bolsillo el precio de venta al público sería accesible.

Proyecto editorial personal: Introducción




En mi opinión, la mayoría de los casos sobre los que se habla en la carrera tratan sobre ediciones pero poco se habla de casos en los que se hayan orientado hacia derechos del autor o la edición digital, hacia la corrección de estilo o a la creación de algún tipo de publicación periódica, o a la administración de librerías.

Durante la cursada del seminario Cómo hacer una tesina, investigando para el proyecto de tesina Ya somos editores, ¿y ahora qué? Descripción, venturas y desventuras del primer emprendimiento editorial de egresados de Edición, 2003-2011 pude averiguar que muchos egresados de nuestra carrera llevaron a cabo proyectos que no solo se orientaban a la creación de una editorial. Había casos diversos, dignos de ser transmitidos a otros alumnos. Se trataría entonces de una idea para una colección de libros cortos sobre distintos proyectos de edición. Pero no proyectos sobre ideas editoriales únicamente.

En mi opinión, publicaciones sobre estos proyectos ayudarían a que los alumnos pudieran ampliar los horizontes que la carrera, indirectamente, nos abre.

Entre los objetivos que tenía para la posible tesina hay algunos que, con algunas modificaciones, también considero aplicables a este proyecto editorial:
  • describir diversos emprendimientos editoriales exitosos llevados a cabo por egresados de la carrera
  • analizar las diversas dificultades de los emprendedores
  • otorgar una nueva obra de consulta para alumnos de la carrera que deseen conocer otros tipos de emprendimientos editoriales posibles.
También tengo intenciones de que los responsables de cada emprendimiento analicen sus fortalezas y oportunidades.

Todos los conocimientos que adquirimos a lo largo de nuestra carrera también deben servir para poder ser algo más que solo un editor, y la idea sería poder mostrar que los egresados de Edición pueden especializarse en otros segmentos de la Edición.

Librería Fondo Guanajuato del Museo-casa Diego Rivera



Tuve la suerte de alojarme en un hostel ubicado en la misma cuadra que el Museo-casa Diego Rivera.  Tras visitar las habitaciones y la decoración de la época recreando el siglo XIX y principios del XX; ver autorretratos del pintor, desnudos de Frida Kahlo y de Dolores Olmedo; litografías, retratos y acuarelas; dibujos a lápiz y tintas; y bocetos preliminares del mural “Historia del teatro”, pude pasar un rato a la librería del museo “Fondo Guanajuato”.

Resultó que esa librería no era exclusivamente de arte ni del museo, sino que había sido instalada por el Instituto Estatal de la Cultura.

Se trata de un espacio creado para que los lectores puedan acercarse a producciones publicadas en Guanajuato. En ella participan más de 10 editoriales guanajuatenses no solo privadas sino también de instituciones sin fines de lucro.

Los temas que pueden encontrarse en Fondo Guanajuato van desde las artes plásticas, el arte y la cultura popular hasta la literatura, la filosofía, la historia y la arquitectura.

Algunas editoriales que tenían espacio en esta librería eran Ediciones La Rana, Universidad de Guanajuato, Fundación Cervantista Enrique Ruelas, Universidad Iberoamericana (León), Editura / La Musa Hosca, Balam y Museo Iconográfico del Quijote. También encontré la editorial que editó el libro que compré de (y a) Pablo Paniagua: Literatura Indie.

viernes, 15 de noviembre de 2013

Compra de libros en Gandhi: para algunos, casi un trámite


A penas habían pasado poco más de 24 horas de mi llegada al distrito federal de México. En medio de un entorno político extraño, una multitud de personas intentaban disfrutar de su fin de semana. Y de entre tantas personas que se decidían por continuar mirando los artículos que se exhibían en algunas mantas sobre la calle, un número importante de personas ingresaban a uno de los locales de la cadena de librerías Gandhi, una de las más importantes de México.

Desde el exterior se podían visualizar títulos cuyos temas se orientaban a la riqueza arqueológica mexicana, a su historia y también a personajes representativos del arte mexicano. Tantos eran los títulos sobre estos temas que podría confirmar que la vidriera estaba más orientada al público extranjero, a los turistas, que a los locales. Sin embargo, eran más los ciudadanos mexicanos que los  extranjeros los que se acercaban a esa librería; y eran ellos quienes conocían el funcionamiento de los servicios que la misma otorgaba.

Los extranjeros nos acercábamos a los anaqueles para investigar qué tipos de libros había, paseando por las mesas principales. Nosotros mirábamos portadas hasta encontrar alguna que nos resultara atractiva, veíamos las contratapas y, en algunos casos, las solapas de un libro. Ya que la mayoría de los libros tenían retractilado, no podíamos hojear las páginas preliminares de muchos libros interesantes. En algunos casos se volvía fundamental ya que había libros sin reseñas en la contratapa. Estas acciones las llevábamos a cabo con muchos más libros. Mientras tanto, una larga fila (cuya finalidad desconocía hasta ese momento) dividía la librería en dos.

La librería contaba con varios empleados para brindar atención personalizada; ayudaban a los lectores con la búsqueda de libros específicos o presentaban distintos títulos a temas solicitados. Teniendo en cuenta que asiste mucha gente para realizar consultas los fines de semana, habían establecido la atención en orden, por lo que la larga fila que dividía la librería estaba formada por todos los lectores que estaban interesados en libros puntuales.

Existía también la posibilidad de que los mismos lectores realizaran la búsqueda de los títulos, pero los empleados de la librería asesoraban en cuanto a la información sobre cada título, los comparaba y recomendaba. Asimismo, realizaba la búsqueda física del libro y lo alcanzaba al lector.

Esta librería no solo vendía o, mejor dicho, vende libros en formato impreso. También vende e-books, discos, DVDs y artículos varios (como bolsas de tela, recuerdos, etc.). Todo relacionado con el ámbito editorial y de lectura. También comercializan el Enos, un lector de libros electrónicos. Y desde su página web www.gandhi.com.mx permite la compra en línea de libros impresos y digitales, y de productos, promociones, ofertas, novedades y eventos culturales.

Los lectores también pueden realizar solicitudes y reservas de títulos que aún no se encuentren en existencia y se les avisa una vez que la librería cuente con existencia de los títulos solicitados.

Gandhi también cuenta con un programa de beneficios llamado Página 1. El mismo puede ser individual o familiar, ya que también otorgan el beneficio Mi Página 1 a menores de 17 años si por lo menos algunos de sus padres están registrados en Página 1. Este programa permite a los lectores (o a las familias de lectores) acumular puntos con cada compra, los cuales pueden ser canjeados por libros u otros productos; también participan de sorteos, promociones y acceso a eventos exclusivos.

Quedó pendiente visitar otros locales de esta cadena para verificar si las instalaciones invitaban a la lectura de ejemplares a la venta, ya que en locales de otra cadena de librerías pude verificar que sí se brinda ese espacio.

De todos modos, por lo menos en lo referente a este local, podía verse cómo los lectores habitués de esta librería iban a la búsqueda de títulos concretos, se diría que hasta parecía un mero trámite, lo que también me hace pensar que la venta en línea de libros e e-books puede estar siendo exitosa en esta cadena.

Amate books, pequeña librería para turistas



Ya en la última etapa de mi viaje me encontraba en la ciudad de Oaxaca, otra ciudad mexicana que combinaba ambientes coloniales, ruinas arqueológicas y festividades.

Horas antes de partir de este hermoso lugar encontré una pequeña librería sobre la calle Macedonio Alcalá, una de las peatonales más importantes de la ciudad. Se trataba de Amate books, una librería que se asemejaba a una antigua biblioteca; el ambiente era tranquilo y muy cálido.

Se observaban estanterías y bibliotecas antiguas hacia el fondo de la librería pero los lectores prácticamente se chocaban con dos grandes mesas en la entrada. No había mucha gente en la librería, solo unos pocos turistas.

La primera mesa tenía títulos sobre historia y actualidad, cocina, estudios antropológicos y fotográficos, diseño e indumentaria, hallazgos arqueológicos, cultura maya, entre otros, todo sobre México, pero lo más llamativo era que  todos los títulos se encontraban en inglés. En ese entonces me pareció evidente que la librería se orientaba a los turistas cuya lengua fuera esa, el inglés.

La segunda mesa, más alejada de la entrada, tenía títulos tanto en inglés como en español, y la mayoría de los libros se orientaban a la festividad que estaba finalizando: el Día de los Muertos. Muy pocos lectores caminaban más allá de estas dos mesas. Hasta ese momento seguí suponiendo que se trataba de una librería general que apuntaba más hacia el público turista. Sin embargo, luego me daría cuenta de que se trataba de una librería orientada completamente a ese público, ya que su diferenciación era la selección de libros sobre México, en inglés y de calidad.

El comportamiento de los lectores era el "normal": revisar las mesas, levantar el título más atractivo para ellos, leer las solapas y contratapas, y dejarlo nuevamente en la mesa o separarlo para una posible compra.

Lo más contrastante en comparación con la librería Gandhi era que se notaba claramente que el ritmo de los lectores era otro. Todos los "buscadores" de libros se tomaban su tiempo para verlos, analizarlos y elegirlos, sin presiones y sin considerarlo un trámite.

También pude notar que los libros no poseían retractilado por lo que los lectores podían hojear las páginas preliminares del libro con libertad y sin restricciones.

En cuanto a la atención de los libreros, básicamente era atender la caja y la cobranza de los artículos comprados. No había nadie del lado de las estanterías por lo que no había una ayuda cercana para aquellos lectores que hubieran tenido dudas o necesitado consejos, recomendaciones u orientación.

Respecto a los servicios, la librería no ofrecía más que un espacio relajado para elegir los libros y bolsas biodegradables para las compras efectuadas.

Sí puedo afirmar que comercializaba más que libros. Cerca a la caja había tarjetas y postales de México y del Día de los Muertos, así como también recuerdos y folletines en oferta.

En resumen, me pareció una librería que trataba de dar a su público un espacio clásico y familiar donde encontrar libros sobre temas de su interés actual y en su idioma.

Espacio público, espacio literario en Guanajuato, México



Por una recomendación, decidí ir a Guanajuato. Era un fin de semana muy concurrido porque se estaba llevando a cabo el festival Cervantino, un festival anual muy reconocido y que atraía a multitud de jóvenes. Como solo podía pasar un día en esa ciudad, decidí perderme entre las callecitas zigzagueantes.

Entre tanta mercadería ofrecida en mercados, negocios y mantas y tanta gente recorriendo de un lado a otro, encontré un lugar en el Jardín Reforma dedicado a los libros donde no solo disminuía la cantidad de gente si no también (y mágicamente) el ruido.

Este espacio tenía como entrada una (en mis palabras) sección que se llamaba "El callejón del libro". Era una pequeña feria de libros al estilo Plaza Italia, armada sobre una amplia rampa de acceso al jardín. En él se encontraban libros usados y nuevos pero casi ninguna novedad. Pasando los puestos de los libreros me encontré con un autor español que estaba vendiendo sus libros. Se trataba de Pablo Paniagua, un escritor más conocido en Internet por sus blognovelas, que luego empezó su camino editorial a través de créditos que el gobierno del estado de Guanajuato le daba para editar un ensayo y una novela. En la interesante charla que tuvimos me contó cómo empezó su trabajo en España, cómo continuó al establecerse en México y cómo era su proceso de edición, ya que él mismo realizaba el trabajo de editor y diseñador. Me relató que algunos de sus lectores cumplían el rol de correctores de estilo y de pruebas y también hablamos de los problemas que notó al tener los libros terminados; me mostró algunos libros que no le habían gustado ya sea porque los márgenes se establecieron mal, otros que habían sido mal guillotinados, y otros en los que el lomo de la tapa no coincidía con el lomo real del libro. Así y todo eran libros de buena calidad, y Paniagua estaba orgulloso de su trabajo.

Como etapa final de este paseo tuve una linda y extendida charla con promotores de lectura mexicanos, en un "Paralibros". Haciendo alusión a las paradas de colectivo llamadas "parabús" y con el fomento de la Dirección General de Publicaciones de México, se lanza esta forma singular de acercar libros a la sociedad, instalando paralibros en parques, plazas y espacios públicos. Este parabús, al igual que otros, estaba equipado con 365 libros y era atendido por dos mediadores de lectura que brindan asesoría y préstamo de libros a domicilio.

Los promotores me comentaron que en México existen 320 Paralibros en servicio pero lo más importante es que este tipo de instalaciones y programas no solo acercan la cultura a la sociedad sino que también favorecen la socialización entre familiares y vecinos y promueve el rescate de los espacios públicos.

Así como se creó el paralibros, se crearon otras formas de acercar la cultura escrita, promovidas por la Conaculta. Una es el "librobici". Similar al biblioburro, estos vehículos manejados por mediadores voluntarios llevan 130 libros a diferentes zonas. Si bien empezó para prestar libros a aquellas personas que esperaban en la zona fronteriza de Tijuana hacia Estados Unidos, actualmente también se encuentra en zonas como Baja California, Sonora, Chihuahua y Coahuila.

Otra implementación para acercar los libros a la gente son los Centros de lectura y formación lectora, donde se da acceso a la lectura en diferentes soportes: herramientas tecnológicas y rutas virtuales. Y además de ser una biblioteca normal con 600 títulos, estos centros también cuentan con Internet gratuito, dispositivos para libros electrónicos, videoteca y estación de radio para escuchar cuentos, radionovelas y leyendas.

Por último, pero no menos importante, también existen Cabinas de lectura que se instalan en espacios públicos. Se trata de módulos donde un mediador voluntario narra un cuento en voz alta e invita a las personas que escucharon el cuento a conocer otros libros.

Para ser mediador y poder tener el apoyo del estado se estableció el Diplomado para la profesionalización de Mediadores de Lectura, ofrecido por el Programa Nacional de Salas de Lectura. Este diplomado es certificado por la Universidad Autónoma Metropolitana de Xochimilco y sus 8 módulos se cursan de forma presencial y gratuita.

Los mediadores me comemtaron que durante este curso se ofrece una guía, puntos de referencia y herramientas para que los alumnos realicen acciones de mediación lectora y acompañamiento a los lectores de forma competente, innovadora y creativa.

Si bien siempre supe que era importante, durante los años que llevo cursando la carrera no me había interesado mucho el tema de la promoción de la lectura. De todos modos, conocer todas las acciones e ideas que se llevan a cabo en el programa México Lee, despertaron mi interés en este tema.

Definitivamente este mini tour al estilo "comercialización y promoción editorial" tuvo éxito.


 Paralibros del Jardín Reforma

jueves, 14 de noviembre de 2013

Ensayo y error con manuscritos chinos



La exploración práctica con los manuscritos chinos me resultó interesante desde el  punto de vista del libro  como objeto y también en cuanto a las decisiones o evaluaciones que debían tomarse para volcar el texto en el formato especificado.

La primera decisión fue elegir el papel. Mi intención era que fuera estéticamente parecido a los antiguos manuscritos, por lo que decidí comprar una cartulina texturada, de un amarillo muy claro y también una varilla de madera para los extremos de mi manuscrito. Luego tuve que calcular las dimensiones de la página y la caja de texto, lo que se complicó porque el papel se enrollaba haciendo más difícil el trazado de la caja y los márgenes, y también la escritura de los caracteres chinos. Además tenía que establecer renglones y medida de cada fila y calles.

De todos modos, lo más complicado fue hacer los caracteres chinos. Traduje parte de una canción en el Google Traductor y copié los caracteres uno a uno respetando los márgenes, las calles y los interlineados.

Al momento de la escritura tuve varios problemas: la elección de la tinta y la amplitud del punto fueron los primeros. Antes de empezar a escribir no se me ocurrió hacer pruebas de la tinta en esa cartulina y cuando empecé a utilizarla haciendo los caracteres me di cuenta de que la tinta se expandía (bastante).

El segundo problema fue que cuando estaba por terminar de escribir, se enrolló la cartulina y la tinta manchó el papel. Pude corregirlo con goma de borrar y a simple vista no se notaba pero la textura del papel había cambiado y en esas zonas en las que había borrado la tinta se expandía un poco más.

La etapa final de la confección de mi manuscrito fue para mí la "encuadernación": el embellecimiento y puesta en escena de este "libro": agregarle las varillas de madera en los extremos y atarlo con una cinta decorativa.

Después de terminarlo comencé a pensar en que si hubiera utilizado otro tipo de material tal vez estos problemas no hubieran aparecido. Lo que sí es seguro es que hubieran existido otros y, al igual que sucedió en este caso, hubiera tenido que aprender de la prueba y el error constante, solo por ser una de las primeras experiencias editoriales.



Manuscritos de la clase


Problemas con la tinta al iniciar la escritura, luego de establecer los márgenes, interlineados y calles.


Manuscrito final presentado en el seminario.


En la imagen se puede apreciar que el material tiende a enrollarse; también puede visualizarse su acabado con varillas de madera en los extremos.

Enlaces de interés
http://youtu.be/NFbqlwaNn5M
http://youtu.be/y-Gg_6Zgbz4
http://www.bl.uk/
Biblioteca británica: acceso a catálogos de manuscritos chinos de Tunhuang

La edición literaria por una editora literaria

De Moura indica que existe una lucha constante entre la faceta artística y la empresarial de un editor literario pero que este debate interno siempre se inclina hacia el lado artístico.

Es interesante leer algunos comentarios del discurso de Beatriz de Moura de 1987, como parte de Memoria de quince encuentros sobre edición en la UIMP 1984-1999.

De Moura especifica que un editor literario es un intelectual comprometido en el quehacer cultural de la sociedad, que mediante su elección de obras y autores expresa su pensamiento, haciendo referencia a lo artístico y literario, y resalta la importancia de una total independencia de imposiciones o exigencias de rendimiento comercial a corto plazo, a limitaciones ideológicas o a cualquier tipo de censura.

En mi opinión, estos puntos también abarcan a otros editores; si bien no lo hacen en lo artístico y literario, sí expresan su propio pensamiento en obras sobre política, religión, aficiones, etc. En las grandes editoriales puede complicarse la identificación de un pensamiento al tener distintas líneas editoriales, sellos y colecciones pero en las pequeñas es más fácil identificarlo prestando atención al catálogo construido. En cuanto a la necesidad de independencia, es entendible esta necesidad en editoriales literarias ya que se trata de obras de autor que necesitan otro tratamiento y cuidado profesional, sin el cual se podría "condenar" al autor y/o la obra.

Y como otra característica indica la constante lucha entre las dos facetas que tiene un editor literario (o cualquier tipo de editor en editoriales pequeñas): la artística y la empresarial. De Moura indica que este debate interno siempre se inclina hacia el lado artístico. Las grandes editoriales pueden tener a una persona para cada faceta y que entre ambos lleguen a un acuerdo pero es en las editoriales chicas o medianas en las que se da esta interesante situación: una misma persona luchando contra sí misma para decidir qué es lo que quiere que predomine en la obra o proyecto editorial.

En una segunda parte del discurso, para responder en qué consiste la actividad literaria, De Moura hace un punteo de acciones que un editor literario nunca debería hacer. No haré referencia a esos puntos pero considero importante detallar las acciones que De Moura sugiere que las editoriales literarias deberían llevar a cabo: publicar, dar seguimiento, promocionar y seguir publicando a autores inéditos hasta su consagración; rescatar a autores conocidos cuyas obras ya no circulen y consideremos que deben volver a participar en el escenario cultural.

En líneas generales, indica que un editor literario se diferencia por su actitud de desafío y de riesgo pero en mi opinión es la misma que otros editores pueden tener ya que, de por sí, la profesión misma es desafiante y riesgosa: un editor apuesta por un proyecto editorial sin estar completamente seguro de que será bien recibido, aceptado y comprador por los lectores destinatarios, aunque se hayan tomado todos los recaudados y se hayan realizado todos los estudios/investigaciones necesarios. Es decir, un editor independiente de presiones de cualquier índole apostará por la edición de aquellos libros que considere fundamentales para su catálogo, su línea de pensamiento, su adn.

Para finalizar, considero importante reiterar los consejos que brinda para editores literarios:

(...) inventar (…) la manera de permanecer independientes; no perder (…) el control sobre la elección y la calidad de los libros (…); poner (…) en el mercado a autores extranjeros de calidad aún desconocidos de nuestro público; descubrir a otros que escriban en la propia lengua y procurar que un día sean célebres y así vendan bien; rescatar del pasado a autores cuya obra siga vigente hoy; poner en circulación, en su debida órbita, a autores que, (…), han pasado (…) de autores minoritarios a la de best-sellers; editar siempre con mayor cuidado los textos y siempre con mejor papel, tipografía y presentación; no perder un ápice de la propia imagen difícilmente creada y transmitida; concebir incentivos nuevos (…); provocar (…) el interés de la prensa y, (…), nunca pasar desapercibidos. (...).

Noticia biográfica

























Para De Moura “(...) un editor literario es un intelectual comprometido en el quehacer cultural de la sociedad (...)”

Si bien nació en 1939 en Río de Janeiro, Brasil, De Moura es una editora española que participó de la fundación y dirección literaria de Tusquets Editores. El hecho de que su padre fuera un diplomático, le brindó la posibilidad de vivir en distintos lugares del mundo durante su niñez y su juventud.

Su instrucción fue variada: en 1958 obtuvo su licenciatura en Traducción Literaria y en Historia en la Escuela de Intérpretes de Ginebra; en la misma ciudad también estudió Ciencias Políticas y Sociales.

En lo que respecta a lo laboral, trabajó en la editorial Salvat y en la editorial Gustavo Gili entre 1961 y 1964 en Barcelona. Entre los años 1965 y 1968 trabajó en la editorial Lumen, con Esther Tusquets, quien en el futuro se convertiría en su cuñada.

En ese mismo año, 1968, De Moura y su marido, el arquitecto Oscar Tusquets, deciden organizar una nueva editorial: Tusquets Editores.

El catálogo inicial de esta nueva editorial se lanzaría en el año 1969 con dos colecciones: Cuadernos ínfimos y Cuadernos Marginales, formadas por breves obras, que alcanzaron no solo protagonismo sino también difusión durante el fin del franquismo.

Varias son las obras publicadas por su editorial: obras de Ernst Jünger, de Milan Kundera o de E.M. Cioran.

De Moura también ha realizado las traducciones del francés al español de Los testamentos traicionados, La lentitud, La identidad y La ignorancia de Milan Kundera.